Unidad 1- Clase 1. Gestión y Calidad Educativa






El papel de la gestión educativa en la mejora de la calidad de la educación básica


Necesitamos una nueva mentalidad que permita a los educadores convertirse en agentes, no en víctimas del cambio. —Michael Fullan

Mejorar la calidad de los servicios educativos implica reflexionar acerca de ¿qué significa calidad, en el campo de la educación?, ¿contar con tecnología de punta, materiales didácticos digitales, profesores con alto nivel académico, infraestructura y equipamiento modernos?

  • La calidad de la educación se ha incorporado al lenguaje de diferentes actores sociales, políticos, económicos, de la investigación, entre otros. Ser más eficiente en el desempeño de las tareas para la vida y el trabajo pueden ser parte de las posibles respuestas.
  • La calidad educativa se entiende como aquella que implica las dimensiones de pertinencia y relevancia, eficacia interna y externa, impacto, eficiencia y equidad.56 Asimismo, un sistema educativo se considera de buena calidad, si cumple con los siguientes criterios:
  •  Establece un currículo adecuado a las circunstancias de la vida de los alumnos (pertinencia) y a las necesidades de la sociedad (relevancia).
  •  Logra que la más alta proporción de destinatarios acceda a la escuela, permanezca y egresen en el tiempo previsto.
  • Consigue que los aprendizajes sean asimilados en forma duradera y tengan sustento en valores individuales y sociales para una mejor convivencia.
  •  Cuenta con recursos humanos y materiales suficientes y los administra de manera eficiente.
  • Tiene en cuenta la desigual situación de alumnos y familias, de las comunidades y escuelas, y ofrece apoyos especiales a quienes lo requieren para el logro de los objetivos educativos del mayor número de alumnos.


La calidad y la gestión educativa se han convertido en un tema de gran relevancia. Su significado presenta interesantes diferencias, hay quien afirma que se relaciona con una forma de realizar tareas junto con otros; unos más aseguran que es una moda; y otros la definen como una actitud de vida, relacionada con dejar atrás usos y costumbres para llevar a cabo prácticas innovadoras que permitan avanzar hacia cambios concretos en la cultura y en los procesos de mejora que los actores educativos realizan de manera permanente para privilegiar mejores aprendizajes.

 El binomio calidad-gestión educativa es casi indisolubles; su estrecha relación consiste en reconocer que una educación de calidad es multidimensional: va más allá del aprendizaje de los alumnos.

La calidad en los procesos educativos se convierte en un medio para lograr un fin: mejores aprendizajes y resultados. Depende de que la escuela cuente con los insumos necesarios y suficientes para realizar su tarea principal, y que éstos se aprovechen de manera adecuada; que los procesos educativos se mejoren de forma continua; que haya coherencia entre los objetivos planteados y los resultados obtenidos; que el contexto social sea incluido en el diseño y en el desarrollo de la planeación estratégica y que ésta sea pertinente; que el aprendizaje de los alumnos sea relevante, significativo, más allá de las fronteras escolares; que la eficacia interna se refleje en el proceso de acceso, en la permanencia y en el egreso de los alumnos de cada nivel de educación básica, y que la equidad se traduzca en la atención de todos los alumnos, sin que el ritmo de aprendizaje represente un obstáculo.

Calidad en la educación también tiene que ver con las acciones inherentes al proceso de gestión de los centros educativos y los resultados del aprendizaje del alumnado.

Una educación de calidad se relaciona con la formación de ciudadanos autónomos, informados, eficientes y responsables, con conocimientos, habilidades y valores útiles a lo largo de sus vidas. Pero conviene detenerse en los planteamientos que sobre el término calidad educativa hacen algunos especialistas en la materia. Por ejemplo, Sylvia Schmelkes sostiene:
La calidad como resultado de la educación básica debe entenderse claramente como la capacidad de proporcionar a los alumnos el dominio de los códigos culturales básicos, las capacidades para la participación democrática y ciudadana, el desarrollo de la capacidad para resolver problemas y seguir aprendiendo, el desarrollo de los valores y actitudes acordes con una sociedad que desea una vida de calidad para todos sus habitantes.

En cambio, para Michael Fullan calidad es, sencillamente, el “logro de los propósitos educativos fundamentales del nivel educativo
La concurrencia de cuatro criterios que debieran normar el desarrollo educativo: eficacia, eficiencia, relevancia y equidad, como paradigma de macroplaneación; en el plano micro, la calidad arranca en la interacción personal de maestro y alumno, en la actitud de éste ante el aprendizaje

A lo anterior la UNESCO agrega: La calidad de la educación, en tanto derecho fundamental, además de ser eficaz y eficiente, debe respetar los derechos de todas las personas, ser relevante, pertinente y equitativa. Ejercer el derecho a la educación, es esencial para desarrollar la personalidad e implementar los otros derechos.

Una educación de calidad es relevante en la medida en que logra generar aprendizajes significativos y se relaciona con los más altos fines de la educación. Es pertinente cuando considera los contextos sociales y las características de los estudiantes, en congruencia con el currículo a desarrollar; procura que los contenidos de la educación sean significativos para personas de distintos estratos sociales, culturas e intereses, de forma tal que pueda aprehenderse la cultura local, nacional y mundial, para constituirse como sujetos universales.

La educación de calidad es eficaz en la medida y proporción en que se alcanzan los objetivos educativos previstos. Es eficiente cuando permite que los niños accedan, permanezcan y concluyan los diferentes niveles de la educación básica en la escuela, en el tiempo establecido para ello.

Por otra parte, la calidad implica la equidad, cuando garantiza que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad. En este sentido, Guiomar Namo de Mello explica que hace falta un razonable equilibrio entre calidad y equidad, y reconoce: “Hoy la oferta se divide entre una enseñanza minoritaria de alta calidad para una élite y otra sin ninguna calidad para una gran masa que, aunque ingrese a la escuela, no alcanza a satisfacer sus necesidades de aprendizaje”.64 Resalta la importancia de crear oportunidades de acceso a la escuela o a experiencias de aprendizaje para quienes no las tuvieron.

El gran reto en este terreno es lograr un rendimiento escolar similar entre los estudiantes provenientes de distintas clases sociales. Los beneficios de la educación han de llegar a todos los niños y jóvenes sin excepción. “El principio de equidad se relaciona con la atención a la diversidad, la cual parte de la constatación de que todos los sujetos son distintos”.

De manera amplia, la calidad del servicio educativo depende de las personas, del tipo de relaciones que establecen para desarrollar diferentes tareas en conjunto, con la finalidad de mejorar continuamente. Por ello, en la gestión educativa resulta esencial incluir aspectos como la participación, el compromiso, el trabajo colegiado, la colaboración, la formación profesional de los actores implicados en la materia, para alinear la acción de cada individuo como clave del cambio de la organización educativa.

A partir de estos aspectos, la gestión y la calidad pueden pensarse como un conjunto de visiones y procesos mediante los cuales distintas instancias educativas identifican las formas en que desarrollan su quehacer institucional para mejorarlo, haciendo uso de la evaluación continua de sus acciones, de la reconstrucción de la visión de futuro, del replanteamiento y fortalecimiento de su misión y de la elaboración conjunta de planes de acción que orienten el cambio o la mejora escolar.
Un sistema educativo de calidad se preocupa por identificar escenarios a futuro para prevenir los requerimientos y exigencias que el medio impondrá en la medida en que el crecimiento poblacional, los cambios sociales que conlleva, las exigencias del mercado de trabajo y las demandas del mundo globalizado, entre otros factores, caractericen la vida futura.



1. Una nueva gestión educativa
La gestión educativa promueve una educación de calidad para todos el cambio en la dinámica escolar e institucional para la mejora del rendimiento académico del alumnado. Por tanto, habrá que poner en marcha nuevas prácticas, formas de relación y valores, que propicien una mejor interacción entre los estudiantes, padres de familia, profesores, directivos y otras instancias de la estructura del sistema educativo, con el fin de transformar y mejorar la cultura escolar e institucional, para lograr, entre todos, una formación integral de calidad.

 Hablar de una nueva gestión educativa significa construir una cultura organizacional distinta a la que ha existido; es decir, deben modificarse las formas de trabajo y de organización para asegurar no sólo el acceso a la escuela, sino la permanencia y el logro educativo de todos los estudiantes.

Lo anterior implica un reto para todos, en el que se incluye de manera específica la supervisión escolar; se requiere concebir lo educativo de manera distinta, lo que pudiéramos definir cómo hacer tradicional; lo que fue muy importante y trascendente para los requerimientos de otro tiempo. Ahora, el presente y el futuro demandan la concentración de esfuerzos en el aseguramiento de la calidad con equidad. El modelo de trabajo y organización que se ha experimentado a lo largo del tiempo se muestra insuficiente para los requerimientos actuales.

Es preciso fortalecer la comunicación entre la Federación y los actores educativos y sociales para alinear visiones y propósitos de todos los involucrados. El cambio en el modelo de gestión institucional inicia con el reconocimiento de la escuela como una organización social que, como tal, requiere asistencia externa para el logro de su misión. La supervisión escolar es clave en la prestación de esta asistencia.
Una nueva gestión escolar exige que en los centros educativos se desarrollen ambientes de trabajo donde todos puedan participar de forma corresponsable en la mejora de la calidad de sus procesos. Para ello, es fundamental transparentar su labor y rendir cuentas.
La gestión institucional que prevalece en la estructura del sistema educativo hoy día en la mayoría de los centros escolares no corresponde a las demandas educativas de una sociedad cambiante y más democrática, para lograr el perfil de egreso de los estudiantes de este siglo.

Si bien se reconoce que la mejora de la calidad del logro educativo implica transformar la escuela, es importante destacar que las estructuras del sistema también exigen cambios, con el fin de que la gestión educativa tenga rumbos concretos y horizontes comunes. A la par de la transformación de la gestión en las escuelas, es necesario que la supervisión transite en el mismo sentido para que pueda asegurar un servicio de calidad, lo que significa que la gestión institucional tendrá que estar alineada a la escolar.

El gran reto del sistema, luego de reconocer la necesidad del cambio educativo, es generar las competencias requeridas para asegurar que los estudiantes mejoren su rendimiento académico. Para ello, la supervisión escolar, en corresponsabilidad con el director deberá, considerar:

a) Reconocer que la escuela es única y que debe atender su heterogeneidad.
b) Centrar su atención en la mejora de la calidad de los aprendizajes de los alumnos y de las prácticas de enseñanza de los maestros.
c) Fortalecer los procesos de participación y promover nuevas formas de organización de los docentes y directivos.
d) Promover la corresponsabilidad en el cumplimiento de la misión de las escuelas de la zona y de sus resultados educativos.
e) Asumir que las tareas y requerimientos administrativos deben llevarse a cabo de manera eficiente, con la finalidad de que éstos no obstaculicen las tareas de orden pedagógico.
f) Enriquecer las propuestas de planeación que hacen las escuelas, aprovechando los proyectos y programas existentes para promover propuestas de innovación en el aula.

g) Dar respuesta a las escuelas para mejorar los servicios que ofrecen; además, brindar y gestionar los apoyos técnicos para que se alcancen las expectativas de mejora académica que los docentes y directivos se han propuesto lograr.
2. Gestión centrada en la escuela
La escuela es una organización social, de carácter cultural, donde los sujetos desarrollan, construyen y movilizan saberes. Es un lugar donde sus integrantes participan de un modo especial en las interacciones y en las relaciones que se establecen en su interior, ya que está conformada por personas y por los roles que cada una desempeña.

Hablamos de una entidad compleja, por el lugar social que ocupa, por su estructura organizativa, por las formas de relación entre sus diversos miembros, por su funcionamiento formal, por la cultura interna que la caracteriza, por sus costumbres, por su código moral, por sus tradiciones y ceremonias y por la manera en que es administrada desde el interior y desde el sistema, para el suministro de recursos, para la resolución de conflictos laborales y sociales, y para la rendición de cuentas. Tiene una personalidad distinta, según el contexto donde se ubique.

Para que esta mejora sea una realidad es necesario involucrar a todos los actores que intervienen en los procesos educativos, de manera equitativa y responsable. Tal cambio debe impactar en la obtención del logro educativo, en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en la eficacia del servicio que ofrece la escuela a la sociedad.

Es preciso formalizar la práctica reflexiva y el análisis sobre la práctica para lograr un diagnóstico participativo e iniciar nuevas formas de trabajo. Perrenoud define la práctica reflexiva como una postura permanente que se inscribe dentro de una relación analítica con la acción, y supone la toma de conciencia sobre la realidad. Señala que reflexionar sobre la práctica conlleva a “ejercer la capacidad de observación, de análisis, de metacongnición y de metacomunicación”.

Para ampliar su definición del concepto reflexión, Perrenoud encuentra en el Diccionario Casares dos acepciones: una, de acción y efecto de reflejar o reflejarse, que procede del verbo reflejar, hacer retroceder o cambiar de dirección la luz mediante el choque con una superficie adecuada como un espejo; la segunda, como acción y efecto de reflexionar, uso figurado derivado de reflejar: considerar nueva y detenidamente una cosa.

Más allá de la metáfora del espejo, según la cual el pensamiento se toma así mismo como objeto, Perrenoud considera la práctica reflexiva como el análisis sobre la situación, los objetivos, los medios, los recursos, las operaciones puestas en marcha, los resultados y la evolución previsible de la acción. Para Perrenoud, reflexionar sobre la acción es convertirla en objeto de reflexión, ya sea para compararla con un modelo prescriptivo, para explicarla o para hacer una crítica o un examen de la misma.

En este tenor, la reflexión sobre la práctica se advierte como una condición para el mejoramiento de los procesos y de los resultados educativos, una cuestión prioritaria en el trabajo que desarrolla la supervisión y la escuela. Otras de las condiciones que se requieren son la colaboración y participación de todos los involucrados en la tarea educativa, ya que juntos contribuyen en la construcción de climas favorables para el aprendizaje, dinamizan el trabajo docente y logran la atención y resolución conjunta de problemas específicos de los alumnos, además de que benefician la puesta en práctica de innovaciones didácticas que mejoran la enseñanza. De igual forma, ayudan a involucrar a los padres de familia en los procesos pedagógicos, incluso a evaluar tales acciones para conocer su impacto en la cultura escolar.

La escuela requiere efectuar procesos sistemáticos de evaluación y planeación para mejorar su desempeño y los resultados, acompañados de la supervisión. Esta demanda requiere conocer cada escuela y conducir el cambio correspondiente, de acuerdo con el estado del centro escolar y con el diseño de un plan de acción que considere la asesoría y el acompañamiento, así como el seguimiento a las acciones emprendidas para la mejora educativa. Cabe señalar que la planeación por sí sola no conduce a la transformación de la gestión, pero su elaboración pone en acción nuevas formas de organización y de relaciones entre los actores educativos.

Transformar la gestión en la escuela implica desarrollar nuevos estilos para gobernar y administrarla de manera democrática; impulsar mecanismos para la toma de decisiones de forma compartida; trabajar en los procesos pedagógicos de manera asertiva y colegiada, y también renovar reglamentos y normas que den rumbo a la organización escolar, incluyendo aquellos convencionalismos que se perciben en el ambiente de trabajo, y que a veces lo obstaculizan.

Llevar estos conceptos a la práctica y fomentar nuevos conocimientos, habilidades y actitudes, para dirigir y operar el cambio dentro de ellos es importante: ¿qué significa dirigir?, ¿qué es el liderazgo?, ¿cómo podemos llevar a la práctica un liderazgo de forma compartida?, ¿cómo y para qué promover el trabajo colegiado?, ¿cómo promover la participación de todos los actores involucrados: alumnos, padres de familia, maestros, directores, supervisores y apoyos técnicos pedagógicos, entre otros?.

La gestión centrada en la escuela implica orientar su transformación, a partir de conocer su problemática, necesidades y potencialidades; la autoevaluación de la escuela es un recurso que ayuda a detectar necesidades e intereses de la comunidad escolar, problemas de enseñanza y aprendizaje, así como una vía para identificar y resolver conflictos de manera colectiva. En la autoevaluación y en los demás procesos relacionados con la gestión escolar, un elemento clave es la cooperación de las instancias creadas en el interior de la escuela, como la Asociación de Padres de Familia y los Consejos Escolares de Participación Social.

3. Modelo de Gestión Educativa Estratégica del PEC

El Modelo de Gestión Educativa Estratégica (MGEE) surge de la experiencia obtenida a través del Programa Escuelas de Calidad, con el propósito de instituir en las escuelas públicas de educación básica la gestión estratégica para fortalecer su cultura organizacional y funcionamiento; en favor de mejorar el logro educativo de los alumnos, apoyándose en esquemas de participación social, cofinanciamiento, transparencia y rendición de cuentas.

El MGEE se integra por los siguientes elementos específicos del quehacer de los actores educativos, en un espacio y momento determinados, con un conjunto de representaciones que buscan clarificar los factores y los procesos de transformación de la gestión educativa:

a) Estándares de Gestión para las Escuelas de Educación Básica.
b) Principios de la Calidad Educativa: equidad, pertinencia, relevancia, eficiencia y eficacia.
c) Principios de la Gestión Educativa: autonomía responsable, corresponsabilidad, transparencia y rendición de cuentas, flexibilidad en las prácticas y relaciones.
d) Componentes: liderazgo compartido, trabajo colaborativo, planeación estratégica, participación social responsable y evaluación para la mejora continua.
e) Gestión Educativa: institucional, escolar y pedagógica.
f) Herramientas de Organización, Seguimiento y Planeación: dimensiones de la gestión escolar, pete-pat, portafolio institucional y pizarrón de autoevaluación.
g) Procesos: aprendizaje permanente, asesoría y acompañamiento.

Como se puede apreciar, en el centro del MGEE se encuentra la comunidad educativa representada por todos los actores de los diferentes niveles del sistema, razón y núcleo fundamental de este modelo, en el marco de una nueva gestión educativa.




En el centro superior de un segundo plano se ubican los componentes indispensables para la operación del MGEE: liderazgo compartido, trabajo en equipo colaborativo, participación social responsable, planeación estratégica y evaluación para la mejora continua, todos ellos interdependientes, pues la aplicación de uno implica la puesta en práctica de los demás.
En la parte inferior del segundo plano se encuentran las herramientas de seguimiento a la gestión escolar, las cuales son medios para asegurar que las acciones planeadas y realizadas permitan el avance y la concreción de la misión y la visión de la escuela.
En el plano central se identifican dos flechas que cierran el círculo, con el propósito de enfatizar que para la aplicación de los componentes del MGEE y sus herramientas de seguimiento, es fundamental desarrollar procesos de aprendizaje permanente para que entre los actores escolares se asesoren y se acompañen, además de recibir de otros actores externos asesoría y acompañamiento sistemáticos y contextualizados.

Los principios de la calidad educativa y las características de la gestión son la plataforma sobre la cual se sustenta el MGEE; ambos como referentes de las prácticas y relaciones de los actores educativos, en su dinámica cotidiana.

Un referente fundamental para orientar la gestión educativa se integra por los estándares; para efecto de este modelo, y en particular de la gestión escolar, contamos con los Estándares de la Educación Básica, los cuales contribuyen al reconocimiento de lo que debe realizarse (punto de partida) y muestran lo que debe lograrse (punto de llegada) en el aula, desempeño docente y gestión escolar.

En este marco, la supervisión al servicio de la escuela se caracteriza, de forma tradicional, por su rol de autoridad administrativa escolar, por su posición intermedia entre la escuela y el sistema, por su experiencia en el campo educativo, por su habilidad para resolver conflictos políticos y laborales, por su competencia en la aplicación de la normatividad escolar y por su responsabilidad en el funcionamiento regular de los centros educativos de carácter escolarizado.

Más allá de este rol de autoridad encargada de la vigilancia y del control escolar que le ha conferido el sistema educativo por décadas, hoy su misión se orienta más a asesorar el logro de los propósitos educativos con calidad y con equidad.

4. La supervisión trabaja al servicio de la escuela
Transforma la fiscalización por la orientación o el asesoramiento y se ocupa de supervisar para conocer, acompañar y planear una mejor colaboración.

• Reconoce que la escuela es única y que atiende su heterogeneidad.
• Centra su atención en la mejora de la calidad de los aprendizajes de los alumnos y de las prácticas de enseñanza de los maestros.
• Fortalece los procesos de participación y promueve nuevas formas de organización de los docentes y de los directivos. 
• Promueve la corresponsabilidad en el cumplimiento de la misión de las escuelas de la zona y de sus resultados educativos. 
• Procura que las tareas y requerimientos administrativos se lleven a cabo de manera más eficiente, con la finalidad de que éstos no obstaculicen las tareas de orden pedagógico. 
• Enriquece las propuestas de planeación que hacen las escuelas, al aprovechar los proyectos y programas existentes, para promover la innovación en el aula. 
• Apoya a las escuelas para mejorar los servicios que ofrecen, y brinda o gestiona los apoyos técnicos para que alcancen las expectativas de mejora académica que los docentes y directivos se han propuesto lograr

Actualmente, la supervisión escolar se encuentra frente al reto de asumirse en la costumbre y la exigencia de su innovación. Muchas voces la señalan como la pieza clave del cambio educativo y se afirma que tal propósito se puede lograr, si la supervisión se reconoce como una instancia al servicio de las necesidades de la escuela y de su comunidad, no sólo de la administración educativa.

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